¿Ciencia aburrida?
Dicen que la ciencia no tiene fronteras, pero, ¿Entra dentro de la barrera del humor?
Para demostrar que la ciencia no tiene límites Famelab ha creado una competición de monólogos científicos, una curiosa forma de aprender y disfrutar de una pizca de ciencia.
La final se celebró en el teatro Alfil de Madrid. ¿El ganador? Eduardo Sáenz de Cabezón, quien escribió el monólogo: El teorema del amor.
El blog esta muy chulo y se nota que lo habeis trabajado mucho.
ResponderEliminarSeguir asi y publicar mas entradas :)